miércoles, 30 de septiembre de 2009

La trama


"Hay 32 maneras de escribir una historia y yo las he usado todas, pero solo hay una trama: las cosas no son lo que parecen"



Jim Thompson (Escritor norteamericano)
¿Y el resto qué...?

sábado, 26 de septiembre de 2009

Minireseña comiquera: Los maestros cerveceros, de Van Hamme y Vallès


Hace no demasiado me leí los cinco primeros álbumes de XIII, y vaya, sí que es importante no dejarse arrastrar por las primeras impresiones; de haberlo hecho entonces jamás habría podido superar la pobre impresión que me dejaron. No, desde aquello no he vuelto a leer ni un solo volumen más de la serie, pero con todo tampoco le he cerrado las puertas al bueno de Van Hamme y hasta lo he intentado de nuevo con Los maestros cerveceros. Y bien que me alegro de haberlo hecho. Alejado ya de las claves del thriller de espionaje internacional, Van Hamme se saca de la manga todo un culebrón empresarial digno de la más retorcida telenovela venezolana, pero con Bélgica, la cerveza y la historia del siglo XX como telón de fondo. Y con mucho mucho talento para la creación de personajes y situaciones dramáticas. Porque leído así, como melodrama empresarial de época, Los maestros cerveceros funciona a las mil maravillas. Ahora bien, si alguien esperaba encontrar una fiel crónica del desarrollo de la industria cervecera en Bélgica, o un extenso mosaico de lo que fue el ya periclitado siglo XX, mejor que busque en otro lugar. Y no porque la obra no contenga un algo de todo esto, que por tener lo tiene, pero tampoco es lo fundamental en ella. Lo importante en Los maestros cerveceros, lo que la hace una serie apasionante y muy recomendable no es otra cosa que sus buenas dosis de ambiciones, conspiraciones, enfrentamientos familiares, amores traicionados y crueldades varias… Vamos, los ingredientes necesarios para montar un muy buen melodrama. Justamente lo que es Los maestros cerveceros.

Puntuación: 9
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Amante que escapa, de Vicente Molina Foix

Ahora que toca a rebato contra Molina Foix, ahora que toca el linchamiento público por un artículo más digno de olvido que de enojo, yo prefiero pasar de polémicas y recordar que hay otras cosas que este señor hace infinitamente mejor que escribir sobre cómics. A ver si se centra en ello y se olvida de lo otro:

Amante que escapa

He oído los cascos de un caballo
temblar en la colina.
No he hecho nada.


He comido raíces y el fruto de las bayas
que crecen sin provecho
entre las calaveras.
No me ha ocurrido nada.


He tocado la estela de tu cuerpo.
He visto nuestras cartas húmedas y arrugadas.
He pasado la lengua por los labios que sólo a mí me cierras.
No he sentido nada.


(Vicente Molina Foix, "Del goce y de la dicha")
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viernes, 11 de septiembre de 2009

11 de septiembre...

Me gusta el 11 de septiembre. Para mí es, sin ser catalán, un día de celebraciones. Claro, habrá quien piense que soy un poco macabro, pero para los que así lo crean simplemente les recordaré que en esta fecha sucedieron muchos más acontecimientos que los atentados tristemente celebres de Nueva York y Washington de 2001. O si no, echemos una ojeada a lo que dice Wikipedia:


1823: Fallece David Ricardo, economista inglés.

1888: Fallece Domingo Faustino Sarmiento, presidente de Argentina y autor de Facundo o Civilización y barbarie

1903: Nace Theodor Adorno, filósofo y musicólogo alemán.

1906: Mahatma Gandhi inicia su Movimiento de No Violencia.

1910: Nace Manuel Mujica Láinez, escritor, crítico de arte, biógrafo y periodista argentino.

1940: Nace Brian De Palma, cineasta estadounidense.

1945: Nace Franz Beckenbauer, futbolista alemán.

1961: Fundación de World Wide Fund for Nature (WWF) (Fondo Mundial para la Naturaleza).

1962: Inglaterra: The Beatles terminan de grabar su primer single Love Me Do.

1962: Nace Julio Salinas, futbolista español.

1973: Golpe de Estado en Chile que derrocó al gobierno de Salvador Allende Gossens tras un período de alta polarización política y convulsión social.

1981: el Museo de Arte Moderno de Nueva York entrega a España el Guernica, el más célebre de los cuadros de Picasso, pintado en 1937.

1987: El cuadro de Van Gogh, Los girasoles es subastado a un precio récord en la época, 320 millones de francos.

2005: el Estado de Israel declara oficialmente su intención de dejar el disputado territorio de la Franja de Gaza después de 38 años de ocupación.

En fin, vayan mis más entusiastas felicitaciones para todos aquellos que, como yo, tienen la sensación de haberse quedado sin cumpleaños por culpa de tan mediático suceso.


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miércoles, 9 de septiembre de 2009

Minireseña comiquera: Miracleman de Neil Gaiman (y Mark Buckingham)


Si no fuera porque sé que es anterior a él en unos cuantos años diría que el inglés se inspiró en el Astro City de Busiek para continuar la obra de Moore. Y es que si hubiera que definir en una frase, en una tan sóla, qué es el Miracleman de Gaiman –cosa que por supuesto no hay ninguna necesidad de hacer, pero en fin, perezoso hasta la nausea como soy para escribir me apetece intentarlo- podríamos decir que estamos ante el Astro City del universo creado por Moore. Gaiman se dedica a explorar, al menos en el libro cuarto -el único que pudo completar- las consecuencias que acarrearon para las vidas de los ciudadanos de a pie los terribles acontecimientos narrados en los tres libros anteriores; las cicatrices de esa especie de muerte simbólica, pero también real, del mundo tal y como lo conocían y el ulterior alumbramiento de una nueva era, la era de los milagros. Un mundo de valores diferentes en el que los dioses caminan entre los hombres -y las mujeres- y al que no todos podrán o querrán adaptarse. Estamos ante un puñado de historias cortas, a veces inquietantes, a veces poéticas, a veces irónicas que sacan a relucir lo mejor de la imaginación desbordante de Gaiman, una imaginación y unas historias muy cercanas, al menos en tono, a aquellas con las que nos deleitó en The Sandman. A destacar, por forma y contenido, el capítulo 19, Apuntes del subsuelo.

Puntuación: 8
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martes, 8 de septiembre de 2009

Minireseña comiquera: Vida en otro planeta, de Will Eisner



Ya dije en otra ocasión que si hago cuentas no puedo negar que me gustan las novelas gráficas de Eisner. Por algo será que me he tragado casi todas las suyas. Sin embargo hay algo que sigue sin ir bien; algo falla en su ritmo, en la caracterización de los personajes, en la forma de tratar las situaciones… No sabría señalar exactamente dónde se encuentra el defecto, seguramente porque no es cuestión de un único problema, pero lo que si tengo claro es que no me agrada que un tebeo como Vida en otro planeta, que trata temas nada simples como lo inagotable del egoísmo humano o la necesidad de cooperar entre todos para resolver problemas que nos son comunes, deje un tan marcado regusto a manierismo, a infantilismo, a teatralidad, a artificiosidad… A falso, en resumidas cuentas. Por más que pueda comprender las intenciones de Eisner y por más que me parezcan correctas, soy incapaz de creerme en ningún momento lo que me cuenta. No me creo la verdad de su trama de espías internacionales o sus veleidades cienciaficcioneras o su fondo de corrupciones políticas y empresariales; no me creo las ambiciones de sus personajes, ni sus amores, ni sus lealtades ni sus traiciones. Pero es que además tampoco soy capaz de sentirme cómodo con la particular forma de narrar de Eisner, con esa especie de apresuramiento que casi no deja ver al lector lo que se le relata. En fin, no voy a negar la maestría narrativa del neoyorquino, ahí está su Spìrit para acallar cualquier duda al respecto, pero sí diré que creo que en sus novelas gráficas desarrolló una concepción narrativa, la misma que explicó en sus dos ensayos, que a mí se me antoja cuanto menos errónea. Algo de lo que se resiente bastante Vida en otro planeta.



Puntuación: 6
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lunes, 7 de septiembre de 2009

¡¡¡Dobles, dobles de Divac!!!

... Y por supuesto en la prorroga ganó la URSS.

Jo, qué época irrepetible del baloncesto europeo: Sabonis, Kurtinaitis, Vólkov, Khomicius, Petrovic, Divac..., la explosión de talento que dió origen a la invasión de jugadores FIBA en la NBA y que con el tiempo acabará por culminar con la equiparación de nivel entre el baloncesto del resto del mundo y el de EE.UU.

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Minireseña comiquera: Astro City, de Kurt Busiek y Brent Anderson

Como aun tengo mucho que reseñar y cada vez me queda menos tiempo de vacaciones para ello voy a tener que echar mano, por enésima vez, de mis muy socorridas minireseñas comiqueras. Al menos así podré compatibilizar lecturas y escritura sin hundirme demasiado en la temible depresión pre-post-vacacional. Para empezar, hoy Astro City, de Busiek y Anderson:


La gran ventaja de quitarle el papel protagonista al clásico superhéroe y dárselo en su lugar a toda una ciudad superheorica –tal es el caso, claro, de Astro City, si no para qué iba yo a decir nada- es la de permitir hacer de cada número una especie de guía turística, una especie de excursión aventurera en la que se nos inivita, lectores intrepidos pertrechados de valentía y curiosidad, a mezclarnos entre sus gentes y a perdernos por sus calles, sus plazas, sus avenidas e incluso, ya puestos -por qué no- por sus bares en busca de peripecias. Pero unas peripecias que lo mismo pueden consistir en salvar al mundo de una terrible amenaza intergaláctica –sin relación ninguna, que se sepa, con el Madrid de Florentino- que en los esfuerzos de un padre y sus hijas por adaptarse a una nueva vida en una nueva ciudad; lo mismo en las preocupaciones familiares de un superhéroe que va a ser padre por primera vez que en los sueños y ambiciones de un viejo supervillano: todo -y todos- tiene cabida en las páginas de Astro City. Porque aunque cada historia esté siempre relacionada de alguna manera con el mundo superheróico, Busiek acierta a privilegiar el lado más humano, más emotivo y más poético de las mismas. Tan humano, tan emotivo y tan poético que a veces su prosa se vuelve más discursiva, retórica y ñoña de la cuenta. Pero sólo a veces; en general Astro City mantiene un nivel altísimo que sin duda la convierte en una de las series más originales e interesantes del panorama superheroico... ¿actual?. Bueno, más o menos, que tiene ya sus añitos, pero tampoco tantos.

En fin, esto es todo cuanto tengo que decir de Astro City. Ah, se siente, las minireseñas son así...

Puntuación: 8
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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Días de cine: Homenaje a Antonioni



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Japan War 1945


Después de tragarme la maravillosa y detallista crónica de la II Guerra Mundial que es la serie de la BBC “El mundo en guerra” y alguna que otra estupenda película bélica, tipo Uno rojo, división de choque, de Samuel Fuller o Cartas desde Iwo-Jima, de Clint Eastwood, después de tragarme incluso alguna postbélica, como los clásicos Alemania año cero o Vencedores y vencidos, me apetecía, y mucho, extender mi improvisada campaña de verano a las páginas de un tebeo. Y bueno, como tampoco hay demasiado donde elegir –hace tiempo que acabé con las War Story de Ennis- pues que remedio, me decidí a probar con este Japan War 1945 del que hasta hace una semana no conocía ni el título y que me resultaba toda una incógnita. Más que nada porque a pesar de tener una pinta estupenda, desconfío bastante de la visión de los japos sobre el conflicto. No me atrae demasiado ese enfoque tremendista de obras como Hiroshima o La tumba de las luciérnagas -aunque esta última me parece una obra maestra- que te tira a la cara todas las desgracias y barbaridades que puedas imaginar.


Pero no, mi miedo era infundado; Japan War 1945 es diferente: hay muertos, faltaría más, estamos en un cómic de guerra, pero son pocos y bajitos. Nadie por quién merezca la pena llorar. No, el problema de Japan War 1945 es precisamente el contrario del que yo me estaba temiendo: si aquellas se pasaban de entusiastas en sus alegatos antibélicistas, demostrando excesivo celo en la recreación del dolor y el sufrimiento que lleva aparejado un conflicto de este tipo, cosa que yo no niego que tenga su justificación, pero no me parece nada agradable de leer, esta por su parte se queda cortísima en cualquier forma de entusiasmo, bien a favor o bien en contra de algo, lo que sea. Es cierto que a Lazy Hagiwara no se le puede negar el mucho esfuerzo y la mucha documentación que ha puesto en la elaboración de las dos historias que componen el volumen, pero no es menos cierto que habría que reprocharle que no aporte ni una pizca de corazón. Siendo benevolos podríamos alegar que estamos ante una obra de encargo y que tal vez las inquietudes del autor vayan por otros derroteros muy alejados de estos escenarios, quién sabe, no tengo el gusto de conocerlo, pero de ahí a que se le otorgue todo el protagonismo del tebeo a las características técnica de los aviones y tanques de combate, me parece que hay un trecho que es mejor no recorrer. Por supuesto también hay personajes y se cuentan historias, y tienen su drama y además todo narrado de una forma muy correcta y con un dibujo extraordinariamente detallista y atractivo, pero aun así la sensación global que deja la obra es la de una absoluta indiferencia hacia lo que cuenta, como si incluso para el propio autor careciera de interés el material que utiliza.


Y es una pena que sea así, porque a nada que Japan War 1945 fuera capaz de transmitir algo más de entusiasmo, de darle un poquito de emoción al lector, hubiera podido ser un tebeo bastante notable. De hecho, aun pareciéndose más a un catálogo de armamento bélico que a una obra de ficción, sigue siendo una lectura razonablemente entretenida.

Puntuación: 6
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martes, 1 de septiembre de 2009

¿Por qué haces esto? de Jason



Eso mismo me preguntó yo, ¿por qué haces cómic tan condenadamente buenos?


Ya sé que no os desvelo nada nuevo, pero vaya, ante la inmensa calidad del noruego uno no puede más que descubrirse y repetir las mismas loas que se han escrito ya mil veces y que con toda seguridad se escribirán otras mil veces más. Una calidad tan inmensa que a este paso va a terminar por convertirle no sólo en una de las voces más sólidas, originales y penetrantes del panorama actual, que eso nadie pone en duda que lo sea ya, sino también de la propia historia del medio. Y es que cualidades no le faltan para ello: Jason tiene la extraña habilidad de aunar virtudes que como el agua y el fuego, la sal y el azúcar, el Rajoy y el Zapatero no parecen en principio demasiado compatibles, y aun así se dan en él con tan justa proporción, con las medidas tan exactas que la mezcla no tiene más remedio que cuajar y funcionar. Pero veámos de qué estoy hablando:

Como suele suceder con los grandes autores, Jason se mueve apenas entre un puñado de temas, no más de cuatro o cinco, que dan forma a la totalidad de su universo de ficción. Temas tales como la soledad, la incomunicación, la vida no vivida, o la neutralidad moral de la existencia se repiten con fidelidad en sus tebeos, pero lo hacen con tal diversidad de propuestas y con tal riqueza de planteamientos que jamás caen en la monotonía o en el hastío de lo mismo. Al contario; aun en su constancia, Jason es un autor tremendamente original e imaginativo que siempre consigue sorprender a sus lectores.

Sí, original e imaginativo, qué duda cabe, y sin embargo sus obras están recorridas de arriba abajo por una gran variedad de citas, paráfrasis, homenajes y referencias a otros autores, a otras obras e incluso a otros medios. Por ejemplo, y sin ir más lejos, el argumento de ¿Por qué haces esto? evoca directamente al Hitchcock de La ventana indiscreta o al de Con la muerte en los talones. Y con todo, siguen siendo las suyas obras extraordinariamente personales, dueñas de una voz propia que las hace inconfundibles.

Pero no acaban aquí las muestras de esa especie de unidad de los contrarios que es Jason: aun cuando tome elementos de otros medios , su estilo narrativo es puramente comiquero; aun cuando haga uso con frecuencia del absurdo y del más delirante surrealismo, en el fondo sigue siendo un autor realista, cercano incluso al costumbrismo; aun cuando su dibujo sea de apariencia infantil y sus personajes animales antropomórficos, sus historias son excepcionalmente maduras y sus personajes profundamente humanos; aun cuando su tono pueda parecer un poco frio y distante, sus resultados son siempre de gran emotividad; aun cuando… aun cuando podría continuar con la lista, mejor dejémoslo aquí.

Bueno, y a todo esto, que pasa con ¿Por qué haces esto? Pues hijo, qué va a pasar, que ofrece estos mismos ingredientes que hacen tan grande a Jason, pero además en una de sus manifestaciones más logradas. Vamos, que estamos ante una obra maestra absoluta. Y no admito discusión.

Puntuación: 10



¿Y el resto qué...?