sábado, 22 de abril de 2006

Conjunto de hojas impresas y encuadernadas

Bueno, vale, venga, yo también haré mi lista de recomendaciones tebeísticas para el día del volumen impreso -sea cual sea su contenido. Claro que después de haber realizado ya mi canon y mis recomendaciones superheroicas, que ahora coja y recomiende otras cosas... Pero es que paso de repetirme. Así que estos son los nominados:

-Blankets (Craig Thompson): Muy sesible tebeo que habla de lo difícil que puede llegar a ser alcanzar la edad adulta -que si te obligan a trabajar, que si te rompen el corazón más veces que a la Jenna Jameson el ... Ahora que praparaos para rascaros el bolsillo, porque el tomazo cuesta sus buenos 30 €. Ah, quien quiera calidad... o sino, que regale libros, no te jode.


- El Vals del Gulag (Lapierre y Pellejero): recomiendo este y me ahorro explicar nada. Que ya lo hice pocas fechas atrás.


-Jonas Fink (Vittorio Giardino): o de lo difícil que puede llegar a ser alcanzar la edad adulta en la comunista Europa del Este -que si te obligan a trabajar, que si te rompen el corazón más veces que a la Veronica Vanoza el.... Como son tres volumenes, también se os van a ir los 30 €. Es lo que hay...


-Rio veneno (Beto Hernández): Dios, que verguenza, me acabo de dar cuenta de que tampoco incluí en mi canon esta OBRA MAESTRA ABSOLUTA A TODOS LOS NIVELES DE LA NARRATIVA CONTEMPORANEA -NARRATIVA SIN MÁS- Y POSIBLEMENTE DE TODOS LOS TIEMPOS. Vamos, que en mi pobre entender, este comic es uno de los poquisimos comics que están por encima en todos los aspectos a cualquier obra de Moore. Y sabiendo lo mucho que me gusta Moore, son palabra mayores... La vida en viñetas.


-La mujeres perdidas (Jaime Hernández): Otro descuido imperdonable. Si el Rio veneno del hermanísimo es la vida en su vertiente dramática, Las mujeres perdidas lo es en la cómica. Aunque, como debe ser en toda buena obra, ambas entremezclan sabiamente drama y comedia. Ya digo, como en la vida misma.


Hala, hala, a comprar y regalar. Las ediciones las buscais vosotros que yo soy demasiado perezoso para hacerlo. Por cierto, he logrado esquivar tanto obras superheroicas como las de Moore. Incluso mangas. Y obras españolas...

¿Y el resto qué...?

lunes, 17 de abril de 2006

Superhéroes

Es curioso, pero basta darse un paseo y echar un vistazo a los blogs que tienen por tema principal el mundo del comic para comprobar como aun hoy por hoy se mantiene vigente la identificación mayoritaria entre comic y superhéroes. No digo que sólo se hable de los empijamados de colorines en ellos, pero sí que es cierto que su hegemonía es una realidad palpable. Hecho que a mi se me antoja, aun reconociendo por adelantado que cada cual escribe sobre lo que le viene en ganas, un poco triste, pues no acaba de reflejar la diversidad de temas y propuestas que el medio admite. Además a esto hay que unir lo poco que me gusta el género, tanto –o tan poco- que hace ya casi una década que no sigo ninguna serie regular. Así mis acercamientos suelen ser esporádicos y desganados, cargado generalmente de prejuicios con poco fundamento en relación al carácter infantil de los mismos y a lo escaso de su creatividad. De todas formas no dejo de reconocer que no son más que prejuicios. Así que para compensar, voy a realizar la lista (¡¡dios, que vicio!!) de esas obras superheroicas que bien merecen todo mi respeto.

- Watchmen: La pongo porque hacer una lista como esta y no mencionarla tendría poco sentido. De todas formas, a estas alturas creo que ya no es necesario decir nada sobre ella: obra cumbre del género que casí llega a convencernos de la viabilidad -y de la estupidez- del heroe en el mundo real. Curiosamente, pudiera parecer que decir tan solo esto de ella, es decir, reducirla a la categoria de simple tebeo de superheroes, es hacerle un flaco favor, pero lo cierto es que negarlo tambien lo sería, pues aunque Watchmen admite multitud de lecturas, a cual más compleja y retocida , en el fondo sí que es un homenaje -envenedado, por supuesto- en toda regla a la historia del género y a la del propio medio.

- Batma año uno: Como se comprobará más adelante, el principal acierto de los comic de superhéroes suele estar en hacer superhéroes sin superhéroes, es decir humanizar al personaje tanto como sea posible y alejarlo igualmente de su vertiente superheroica. Eso hace aquí Miller, regresando a los orígenes de Batman para mostrárnoslo lo más indefenso e inseguro posible. Además la historia podría encuadrarse más en el genero negro que el de superhéroes. Atención especial al trazo grueso de Mazzuchelli y la gama de grises que confieren a Gotham un aspecto verdaderamente amenazador y claustrofobico.

- Tierra X: Tal vez el Watchmen de Marvel, aunque solo sea por la profusión de anexos. Tierra X es un muy digno intento por darle una cierta coherencia tanto a la historia del universo Marvel como al concepto de superhéroe que esta editorial ha manejado durante ya casi cincuenta años. Una visión que refuerza la épica de sus personajes.

- Superman rojo: Me encantan las ficciones políticas y Superman rojo lo es, además de una interesante reflexión sobre los mecanismos del poder planteada a traves una historia divergente, no solo de nuestra historia- la Historia con mayuscula- sino también de la propia continuidad DC. Pero además lo hace evitando caer en manierismos fáciles – o al menos los más evidentes- y ofreciendo un final de esos que se quedan grabados en la memoria.

- Marvels: Enésimo intento por mostrar en tono realistas las consecuencias que acarrearían la existencia de superhéroes. Tanto que en este caso estos ven como un periodista sin más poderes que su amor a la profesión y su obsesión por las “maravillas” les arrebata el protagonismo. Aunque en verdad Marvels funciona, gracias a los enciclopédicos conocimientos de Kurt Busiek, más como un homenaje de tono intimista a todos esos momentos estelares que cimentaron el tremendo éxito de la editorial. Sin olvidar, por supuesto, las impresionantes pinturas de Alex Ross.

- Daredevil: Born again: Las mismitas ideas e intenciones que en Batman año uno, pero con un personaje Marvel. Así en esta ocasión Miller, más interesado por explorar los limites del ser humano, privará incluso de su traje rojo al bueno de Matt Murdock, que solo lo lucirá en la parte final. La misma que esta a punto de tirar por tierra todo el comic.

- Superman: Las cuatro estaciones: Otra vez volvemos a los orígenes, otra vez buscando los aspectos más humanos y sensibles del personaje. Y es que en verdad lo más interesante de un superhéroe siempre será su parte más vulgar; no tanto las proezas sino sus miserias. En este sentido las Cuatro estaciones cumplen a la perfección, sin renunciar en el fondo a ser un tebeo de superhéroes.


En fin, lo dejo aquí, no sin antes prometer que si recuerdo algún otro comic superheroico que merezca mi reconocimiento, no dejaré de hacerlo.

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jueves, 13 de abril de 2006

Skizz de Alan Moore: ET en Birmingham

No me duele en prendas reconocer que soy uno de esos fans del guionista británico capaz de comprar cualquier cosa que venga firmada por él, como no me importa declarar públicamente que me parece uno de los más grandes genios que en el noveno arte han sido, comparable en grandeza a cualquier genio de cualquier otro medio de expresión. Ya sé que muchos dicen que la relevancia de Moore se circunscribe únicamente al comic y que fuera de él su influencia es muy pobre o ninguna. Además los hay que quieren ver en el hecho de que Moore no haya removido también los cimientos de la narrativa no gráfica -es decir, de la novela de toda la vida- la irrefutable prueba del nueve o la del carbono catorce de su falta de genialidad. Como si Hicham El Guerrouj hubiera necesitado ganar los 100 metros lisos para ser considerado uno de los más grandes atletas de la historia. Porque seamos serios, en el único lugar en el que un guionista de comic debe mostrar su genialidad es en las propias páginas de sus comics, y en ningún sitio más. Y en eso Moore ha cumplido sobrádamente.

Ahora bien, reconocido esto, tampoco está de menos admitir que no por el hecho de que Moore sea un genio todas sus obras van a ser geniales. Ni mucho menos. Sería bastante estupido tratar de defender otra cosa, casi tanto como esperarlo. Nadie puede hacer únicamente obras maestras. Ni en el comic, ni en la literatura ni en ninguna de las artes. Baste remitirse a las obras completas de cualquier escritor, por grande que este sea, para comprobar la inmensa cantidad de obras menores que producen a lo largo de sus vidas.

En este sentido, podríamos considerar Skizz, dentro del conjunto de la obra de Moore y entrando ya a comentar el comic que se pretende tema de este post, como un título menor en su carrera, incluso muy menor sí se quiere. Encuadrada en su etapa dentro de la revista britanica 2000 a.d. -revista juvenil de ciencia ficción- , Skizz cuenta las peripecias de un alienígena que accidentalmente se ve atrapado en Birminghan. Allí trabará amistad con Roxy, una joven punk, y con sus colegas. Como era inevitable en una obra tan deudora del ET de Spielberg, se producirá la temible intromisión del gobierno y la posterior liberación del extraterrestre a manos del grupo de Roxy y sus amigos. Una deuda que Moore no esconde en ningún momento, haciendo incluso varias alusiones directas al film a lo largo del comic. Sin embargo la versión del ingles se muestra, aun dentro de los parametros habituales y esperables en una historia destinada a adolescentes y jovenes, un poco menos -muy poco menos- ñoña y sentimentaloide que la película de Spielberg. Así utilizará a la nada ortodoxa pandilla de amigos para retratar a una juventud britanica desilusionada y nada comprometida con su sociedad, una juventud cuyo futuro se ve ya oscurecido por la sombra del desempleo. De todas formas que nadie quiera ver en este modesto ejercicio de retórica un verdadero elogio: el comic es muy flojito y tiene poco interés más alla de la simple arqueología; esta a años luz de los resultados que alcanzará después Moore en la magnífica La balada de Halo Jones para la misma revista o de lo que este mismo duo de autores realizarán en la serie de El vigilante con El día del padre.

Puntuación: 6
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martes, 11 de abril de 2006

El Vals del Gulag

Hacía tiempo -casi tanto como el que llevaba sin pasarme por aquí- que ningún comic me hacía disfrutar de su lectura con la intensidad con que lo ha hecho El Vals del Gulag. Y eso que lo he leído con la mosca tras la oreja, sin duda alertado por la decepción que me supuso Un poco de humo azul, la anterior colaboración entre Lapiere y Pellejero. Y es que aunque aquel era un relato hermoso y de tono poético, se me hizo demasiado evidente, como si estuvieran excesivamente marcados los momentos en los que el lector debe soltar la lágrima como para que, efectivamente, la pudiera soltar sin sentirme manipulado. Vamos, que no fui capaz de entrar en el juego que planteaban sus autores. Sin embargo, El Vals del Gulag, que tantos puntos en común tiene con Un poco de humo azul, sí que ha conseguido suspender mi incredulidad y burlar mis reservas. Y en buena medida lo ha hecho favorecido por su mayor concreción en la narrativa, pues recordemos que en Un poco de humo azul los hechos sucedían en un país innominado e imaginario bajo un régimen totalitario perdido en el tiempo, mientras que, en cambio, con El Vals del Gulag, Lapiere y Pellejero han optado por darle nombre a ese lugar y situarlo en la cronología de la Historia. Así ahora la acción se desarrolla en la stalinista Unión Sovietica de los Gulags y las purgas que tan bien retratara Solzhenitsyn. En ella Kila busca desesperadamente a su marido, encerrado por “admiración de la tecnología extranjera” –lo que en castellano sería algo así como “detenido porque nos sale de los cojones”- cuando otros presos de condenas similares son puestos en libertad sin que este de señalede vida. Ello le llevará a hacer las Rusias y conocer de primera mano las miserias del país que se pretendió “paraíso obrero” y reinado de “la fraternidad humana” y no se cuantos desvaríos más.

De esta guisa descubrirá -y nosotros con ella- ese misterioso Vals del Gulag que da título a la obra y que resulta la culminación de un sistema ideado para despojar de cualquier asomo de dignidad o humanidad a sus ciudadanos. Así los autores nos muestran con maestría las monstruosas consecuencias que deja sobre las personas esa infame maquinaria de ingeniería social que toma como única realidad al colectivo, despojando de sustancia al individuo, al que relega a la categoría de instrumento y no de fin. Un engranaje perverso que se engrasa con sangre y que destruye la vida de todos los que se le ponen por medio.

Y es que sí hace ocho días y apenas dos post, en la entrada que dedique a Alack Sinner, hablaba yo de las consecuencias de ese otro fenómeno, en principio completamente opuesto, que es el de la fragmentación de la sociedad en individuos ferozmente egoístas que únicamente se preocupan por su propio bienestar, lo cierto es que aún peor es la sociedad que no funda su orden tomando a este como base. Porque al final, si algo existe, si algo es más que una mera abstracción, es el propio individuo, el único capaz de sufrir un corte de digestión o de enamorarse o de olvidarse de tirar de la cadena del water después de orinar. Sólo con la felicidad del individuo se podrá alcanzar la felicidad social. Pero no podemos olvidar por ello que el individuo se define por su interacción con los demás, por la intensidad de sus vínculos, ya sean afectivos, laborales o de cualquier otro tipo, y que si estos se rompen, si se quiebran con un exceso de individualismo mal entendido, será este mismo quien lo pague al precio de su propia felicidad. Cosa que esta sucediendo en la sociedad capitalista, que tan alejada se supone de los patrones totalitarios del comunismo. Diferencia en verdad más aparente que real, pues ambos sistemas participan de una mentalidad materialista y utilitaria que toma al ser humano como simple herramienta y que como tal les es más útil alienado que dueño de si mismo. Solo que cada una de estas opciones proponen una manera diferente de conseguir dicha alienación.

En fin, que se me va la olla con el analisis político de parvulitos: lo dicho, que es un gran tebeo en el que cabe destacar la sensacional labor de nuestro Pellejero y su soberbia utilización del color, a lo Mazzuchelli en Batman año uno.

Puntuación: 9
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martes, 4 de abril de 2006

V de vendetta: el flim

...durante tres años hubo rosas todos los
días y no tuve que disculparme
ante nadie

No voy a contaros nada novedoso con respecto a lo que ya se puede leer o se leerá en los próximos días en los blogs que entremezclan la pasión por el comic y el cine –entre otras muchas aficiones más, of course. Y es que a mi también se me ha hecho muy difícil juzgar la película sin tener siempre presente la obra de Moore. Lo cual es malo: para mí como espectador, que no la disfrute como debería, y para la propia película, que debería ser capaz de conseguir que el espectador se olvidará de la obra de Moore. Esa hubiera sido la prueba indudable de hallarnos ante una película plenamente conseguida: que esta fuera capaz de reivindicarse como obra independiente, con un discurso propio que nada debe a nadie. Porque no se trata tanto de ser fiel o no al original –ninguna adaptación puede serlo en verdad-, sino de alcanzar ese más difícil todavía que es ofrecer la obra como si esta hubiera nacido directamente hecha película, como si el original jamás hubiera existido; es decir, atrapar el mismo espíritu materializado en otro cuerpo. Como pasa, por ejemplo, con Las uvas de la ira de Ford, que toma cuanto cree necesario tomar de la novela de Steinbeck, que desecha cuanto le sobra, que cambia cuanto hay que cambiar o respeta lo respetable y sin embargo uno no echa en falta nada ; uno tiene la sensación de estar asistiendo a la obra original, de que efectivamente no existe otra Las uvas de la ira más que la de Ford. Por supuesto nada de ello ocurre con V de Vendetta –seamos sinceros, tampoco lo esperábamos- que jamás logra eliminar la sensación de que las cosas deberían haber sido de otra manera.

¿Jamás? Bueno, jamás no, porque sí que contiene una parte que a mi entender esta plenamente conseguida y que logró emocionarme como si fuera la primera vez que la veía. Me refiero a toda la parte de la tortura-aprendizaje-liberación de Evey. Sólo en este tramo conseguí olvidarme de todo y disfrutar de verdad. Solo tras este tramo me fue ya imposible dudar de que efectivamente la película podía y tal vez debería haber sido otra.

¿Y el resto? Pues ya digo, decepcionante para quien tenga en mente un V diferente, aunque -reconozcamoslo también- no tanto como era de esperar. Lo cierto es que a pesar de que la película sigue trantando de ser el tipico espectáculo de tiros, explosiones y peleas con los que enganchar al público y hacer fortuna en las taquillas, el mensaje de la misma dicta mucho de ser el habitual en este tipo de cine. V de Vendetta arriesga con una postura políticamente incorrecta que apela a la toma de conciencia crítica y a la sublevación contra lo establecido, lo cual no es poco para como están los tiempos. De todas formas echo en falta una mayor exploración en la relación de maestro y aprendiz que se establece entre V y Evey, una de las facetas que más me gustan del comic. También se nota un cierto adelgazamiento –inevitable por cuestiones de duración, supongo- del discurso de V y de cómo estas ideas van calando progresivamente en la sociedad y en los individuos que la conforman.

En fin, que si te estás preguntando sí merece la pena pagar la entrada del cine para verla –cosa que dudo mucho; sé que iras de todas formas- mi conclusión es que sí; a pesar de todo, la película merece la pena.

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lunes, 3 de abril de 2006

Alack Sinner: idas y venidas

Ya dije en otra ocasión que había cometido el imperdonable descuido de no incluir la serie de Alack Sinner dentro de mi canon tebeístico. Un error de bulto que deja bien a las claras mi escasa competencia en esto de los comic. Y es que Alack Sinner es una de esas pocas series capaces de engancharte desde la primera página –cosa poco desdeñable habida cuenta de lo que viene sucediendo con otros clásicos del tipo Terry y los piratas o Principe Valiente. De todas formas esto no implica que la serie deje de evolucionar con el tiempo, creciendo desde las muy entretenidas –pero convencionales- aventuras de serie negra de los primeros volúmenes, hasta el análisis lúcido, triste y desolado de una sociedad –la norteamericana- y una época –los ultraconservadores años 80 de Reagan- de los últimos volúmenes.

Unos años que supusieron la derrota de cualquier modo de utopía y el abandono de sueños e ideales a cambio de un estilo de vida que ensalzaba –y aun ensalza, que todavía seguimos sufriéndolo- la ambición y el individualismo más descarnado y feroz del que los hombres somos capaces. Un modo de vida que pasará factura a todos los personajes que deambulan por entre sus páginas, personajes que aparecen y desaparecen en constantes idas y venidas en busca de un lugar donde sosegar el dolor de unas existencias rotas por la soledad y la desilusión. Dolor que se hace extensivo no solo a la galería de personajes más o menos principales, sino a cualquier ser que en algún momento se cruce con ellos. Así son constantes esos bocadillos de pensamientos pertenecientes a personajes completamente anónimos y ajenos al curso principal de la historia, que igulamente se lamentan del fracaso en el que se han convertidos sus respectivas vidas.

Contada la historia de esta manera, bien pudiera parecer que la figura del propio Sinner se acaba diluyendo en su papel de hilo conductor y nexo entre los multiples acontencimientos y personajes que se nos muestran. Nada más alejado de la realidad: Sinner es sin duda uno de los personajes más complejos y bien definidos que haya tenido yo el gusto de leer en un comic.

Todo lo cual convierte, en definitiva, a esta serie en una obra fundamental e inexcusable para todo buen aficionado. Aunque después se olvide de incluirlo entre sus favoritas. Qué le vamos a hacer.

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sábado, 1 de abril de 2006

La verdad

Jamás he podido mentirle a ninguna mujer, lo que ha estado a punto de tirar por tierra mi vida. Por ejemplo, cuando Marieta, mi novia de entonces y a la que amaba de verdad, me preguntó, como queriendo hacer una gracia, sí la engañaba con alguna otra mujer, no dude ni un instante en responderle que sí. Era la verdad. Rompimos de inmediato, con lo que consiguio destrozarme el corazón.
Dolorído como me dejó Marieta, tarde dos años en declararme a Laura, con la que incluso llegue a vivir durante un tiempo. Estabamos dispuestos a casarnos, hasta que una noche, tras hacer el amor, Laura quiso saber si la amaba más que a nadie en el mundo. Yo la amaba de verdad, sólo que por aquel entonces aún seguía queriendo un poco más a Marieta. Al día siguiente me puso las maletas en la calle, con lo que Laura también consiguió romperme el corazón.
Fue tanta mi desesperación que llegue incluso a buscar la ayuda del psicólogo para que me enseñara a mentir a las mujeres. Y con Rocío estuve a punto de lograrlo, pero al final, en un momento de debilidad, recaí y no pude evitar confesarle que lo único que me atraía de ella era su cuerpo.
Afortunadamente todo se ha solucionado desde que conocí a Silvia en el hospital. Ahora llevamos ya más de diez años de relación sin ningún problema. Silvia nunca hace preguntas y yo ya no puedo decirle la verdad. A veces pienso que fue una verdadera suerte que los dos perdiéramos el habla en aquel accidente de tren.

¿Y el resto qué...?